jueves, 12 de junio de 2008

Soylent Green, o el apocalipsis que nunca fue

Distribuida en España como "Cuando el destino nos alcance", Soylent Green es una película por la que ya ha pasado suficiente tiempo como para considerarla retrofuturista. Sus autores soñaron un futuro -aún no alcanzado; 2022- que nunca será. Este es uno de los grandes atractivos de la película: ver el futuro que otros soñaron -o que pobló sus pesadillas-. En Soylent Green la ciudad de Nueva York ha alcanzado la imposible cifra de 40 millones de habitantes -lo que supondría más del doble de la población actual-, reflejando una de las paranoias apocalipticas presentes en los setenta; la superpoblación.

En el futuro de Soylent Green la comida fresca -ya sea fruta, verdura, carne...- es privilegio de las clases altas; para la masa que atesta la ciudad el Gobierno reparte una galleta seca conocida como Soylent Green, cuyo ingrediente principal son algas marinas.
Los ciudadanos se agolpan en una ciudad superpoblada en la que los rellanos y las escaleras de los edificios están repletos de gente tratando de dormir o de cobijarse. El calor es asfixiante -por el cambio climático- y las libertades han sido recortadas -existe toque de queda, los constantes disturbios se controlan con máquinas excavadoras-. Todos los lujos de la sociedad actual han desaparecido, o son exclusividad de los ricos -el aire acondicionado, el agua corriente-. Ante tal panorama, la eutanasia está a la orden del día, y existe el derecho de decidir la propia muerte de una forma cómoda, indolora y regulada por el Estado.

Sin embargo **SPOILER REVENTADOR** Soylent Green resultará no tener entre sus ingredientes alga alguna -el mar, han ocultado las autoridades, murió hace tiempo-, sino estar compuesto por los cadáveres de los muertos reprocesados en enormes plantas que Charlton Heston -empeñado en distintas aventuras apocalípticas en la época como El Planeta de los Simios o El Último Hombre Vivo- descubrirá para su desesperación. Con este panorama, que nadie espere un final feliz. **FIN DEL SPOILER**

Soylent Green es en definitiva una película que ha envejecido bastante bien, y que puede considerarse de culto. Se hace lenta para el ritmo actual -como casi todas de los 70- y agobiante por momentos -pero esto último era lo que deseaban sus autores-. Por algún motivo -la distopía se explica bien; la gente se agolpa en las ciudades porque en el campo el cambio climático ha acabado con la agricultura de subsistencia y las granjas son fortalezas protegidas por el Estado- el futuro de la película parece haber caducado y no resulta creíble. A pesar de todo, un imprescidible para todo apocalíptico que se precie.

2 comentarios:

Wildberry dijo...

Juah! Me encanta! (Cuando has escrito lo de las algas, no me lo he creido ni por un momento!)
Creo que en los Simpson hay algún capítulo que le hace un guiño a esta película (o me lo he inventado?)

Apocalipto dijo...

En los setenta, se especulaba con la posibilidad de crear enormes campos de algas submarinos con los que se acabaría con el hambre del mundo (al parecer las algas son la repera desde un punto de vista nutricional).

Luego la idea desapareció. Vaya usté a saber (pero por eso la usan en la película).

Hay un capítulo de los Simpson que parodia El Último Hombre Vivo, pero de esta no sé...